Carta al papa: "Su visita dejará algo que muchas familias mexicanas han perdido"
La siguiente es una carta dirigida al papa Francisco horas antes de que llegue a tierras mexicanas:
Su Santidad Francisco
Le escribo estas líneas como un mexicano que siente entusiasmo por su primera visita oficial a nuestro país. Yo, al igual que millones de mexicanos, quiero que se lleve las mejores impresiones de sus diversos encuentros y recorridos y que sienta la hospitalidad que en su momento se llevó su antecesor Juan Pablo II, a lo largo de 26 años y cinco visitas. Quiero que sepa que "nuestra casa es su casa". Pero quiero también aprovechar la oportunidad de su visita para que conozca de primera mano algunas de las realidades de este país aún fiel y creyente, su Santidad.
Entiendo que tendrá oportunidad de conversar con muchos políticos, jerarcas y líderes sociales que le dirán que en México hay problemas graves, como siempre, pero que es un país que ha podido salir adelante frente a todos su retos.
En parte esto es cierto, pero hay otros problemas, quizás los más graves, que no han podido ser erradicados y que, por el contrario, se han ido agravando.
Sé muy bien que usted conoce el México que va a recorrer, gracias al contacto de sus representantes y al interés que ha mostrado por los problemas de la feligresía, y esto se refleja en los lugares que ha elegido incluir en su visita.
Francisco, en ésta su primera visita a México, encontrará un país convulsionado por la violencia. Una violencia cruel que apenas el jueves se apoderó del penal de Topo Chico en Nuevo León, con un saldo de 49 reos muertos a golpes. Sé del interés que en su pontificado ha puesto en la población que vive en las prisiones y que por eso visitará una cárcel en Ciudad Juárez. La violencia demencial también la hemos visto en los últimos días en Veracruz, con el asesinato de otra periodista, Anabel Flores, que dejó un bebé de 15 días de nacido y un hijo de 15 años. Se encontrará también con el dolor de los familiares de los 5 jóvenes secuestrados por la policía estatal veracruzana, y entregados al crimen organizado para masacrarlos vilmente.
También están casos no tan recientes, como el de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, cuyo paradero aún se desconoce y que vuelve a ser noticia ante el informe del grupo de forenses argentinos - sus paisanos- que, en resumen, concluye que en el basurero de Cocula no se realizó la incineración de estos jóvenes.
Seguramente usted ya ha escuchado las escalofriantes cifras de muertos y desaparecidos desde que inició la llamada guerra contra el narcotráfico en 2006. Son cerca de 26 mil desaparecidos y 65 mil muertos según las cifras oficiales, que siempre contrastan con otros datos de organizaciones no gubernamentales que casi duplican estos números.
En su camino encontrará también una sociedad muy fragmentada, excluyente, una de las más desiguales de toda la región latinoamericana. En Chiapas, visitará algunas de las comunidades más pobres de México. Aquellas que en 1994 se alzaron en armas a través del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Al mismo tiempo, podrá ver a una de las entidades con mayores riquezas naturales y culturales de todo el país. Sí, allá la pobreza no es nueva y se ha mantenido durante siglos, algo que no hace más que restregarnos en la cara que ningún gobierno, ningún partido, ningún modelo de desarrollo ha podido solucionar ese grave problema.
Allá, en el sur, podrá conocer de primera mano el drama humanitario de los miles de migrantes de centro y sudamérica que arriesgan su vida por atravesar México para ir a Estados Unidos a conseguir algo de trabajo o reunirse con sus familias.
En contraste, en la Ciudad de México pasará por algunos barrios que se ubican entre los de mejores índices de desarrollo humano a nivel mundial. Vendrá a una ciudad donde el matrimonio entre personas de mismo sexo es una realidad y donde el aborto es un derecho ganado por las mujeres muy a pesar de la férrea oposición ejercida por su iglesia.
En la capital visitará el retablo de la Virgen de Guadalupe. La patrona de este país y de América, cuya imagen ha guiado movimientos insurgentes, desde la Independencia hasta la Revolución.
Cerca de la capital está Ecatepec, en el Estado de México, otro de los puntos de su recorrido. Ahí podrá sentir el entusiasmo de la gente de este municipio, uno de los más grandes y poblados de América Latina. Una población mayoritariamente joven, que viven en carne propia los problemas de exclusión social, falta de oportunidades para el estudio y el trabajo. Es posible que ahí, en el Estado de México, alguien le hable del problema de los feminicidios. Una realidad tan cotidiana que con frecuencia ya no es narrada ni en los periódicos sensacionalistas, porque ha dejado de ser "nota" para la prensa.
En los últimos cuatro años, según datos oficiales, más de mil mujeres han sido asesinadas en esa entidad, y hay un número similar (1250) de denuncias por desaparición de mujeres, la mayoría menores de edad. Esto llevó a que el año pasado se decretara alerta de género, en el Estado de México, siendo la primera entidad en aplicarlo, gracias a las reformas legales de 2007 en esta materia.
Tal vez sea un tema recurrente en su visita porque también estará en Ciudad Juárez, en donde los feminicidios llamaron la atención del mundo entero, pero antes quisiera hablarle de Michoacán. Un Estado maravilloso, con una rica cultura, tradiciones indígenas que se mantienen y una gran riqueza productiva, tan sólo hay que probar los tomates, los aguacates -palta como le llaman en el sur de América- o los limones que se producen en esta tierra y que en su mayoría son destinados a los consumidores de Estados Unidos. Por desgracia esta riqueza productiva también ha servido para que Michoacán se haya convertido en uno de los principales centros de producción de mariguana y amapola y un centro logístico para su distribución a través de caminos y el puerto Lázaro Cárdenas. Un negocio multimillonario cuyo principal mercado está, también, en Estados Unidos. El problema es que aquí, este negocio ha traído muerte, destrucción y el surgimiento de nuevos grupos criminales y grupos que se defienden de los criminales con más crímenes. Una espiral de violencia que se ha tratado de acabar por decreto, pero que está lejos de desaparecer.
Finalmente llegará a Juarez. Ciudad que fue conocida a nivel mundial por el alto nivel de violencia que se llegó a vivir ahí. Aún muchos recuerdan la masacre de Villas de Salvarcar, en enero de 2010, cuando un comando abrió fuego en una fiesta de adolescentes, matando a 16. Pelea entre bandas rivales, se dijo en su momento. Pero esto solo fue una parte de las más de 3 mil muertes violentas que se registraron en esa ciudad en los últimos años. Y claro, esta el tema de los feminicidios. Más de 700 mujeres jóvenes asesinadas a lo largo de 20 años, sin que exista una explicación seria y satisfactoria por parte de las autoridades.
Su Santidad, sabemos que no viene a este país para solucionar nuestros problemas, como lo ha reiterado en sus mensajes previos hacia los mexicanos. También sabemos que no pretende ocultar las realidades. Pero su visita dejará algo que muchas familias han perdido a lo largo de estos años: esperanza.
Esa esperanza que únicamente puede dar la religión, cualquiera que sea, para sus fieles.
Gracias por su atención.